En este artículo describo todas las referencias a curaciones del libro de los Hechos (o “Hechos de los Apóstoles”), que es el quinto libro del Nuevo Testamento justo después de los cuatro evangelios. El autor no se nombra a sí mismo, pero fuentes extrabíblicas atribuyen este libro a Lucas, autor del tercer evangelio y el único autor no judío del Nuevo Testamento.
Curación de un hombre cojo
Pedro y Juan estaban en Jerusalén y fueron al templo para las oraciones de la tarde. Había un hombre que era cojo de nacimiento en una de las puertas del templo. La gente lo ayudaba todos los días a ubicarlo allí para que pudiera pedir limosnas. Les pidió ayuda a los apóstoles, pero Pedro le dijo: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo el Nazareno, levántate y anda”. Luego tomó al hombre de la mano y lo ayudó a ponerse de pie. Inmediatamente, sus pies y tobillos se fortalecieron. ¡Y se curó!
El hombre comenzó a caminar y saltar, alabando a Dios. La gente estaba asombrada por lo que había sucedido. Pedro se dirigió a la gente y les explicó que, por la fe en el nombre de Jesús, este hombre se había sanado. Agregó que la fe que viene a través de Él le había dado al hombre perfecta salud delante de todos ellos. Esta es la primera curación realizada por los seguidores de Jesús después de su muerte y resurrección (Hechos 3: 1-10).
Después de la curación, Pedro y Juan fueron arrestados por los guardias del templo y los saduceos que estaban molestos porque estaban enseñando a la gente y proclamando la resurrección de los muertos (Hechos 4:1-4). Después de amenazarlos, los liberaron. En verdad, no encontraron manera de castigarlos, a causa de los muchos testigos que habían presenciado la curación. Todas estas personas estaban dando gloria a Dios (Hechos 4: 21-22).
Sucesos y prodigios de los apóstoles
El escritor de Hechos nos dice que multitudes de creyentes se fueron sumando, tanto hombres como mujeres. ¡Algunos sacaban a los enfermos a las calles y los acostaban en camillas para que Pedro pudiera curarlos cuando pasaba, incluso con su sombra! Enormes grupos de personas venían de los pueblos de los alrededores de Jerusalén, trayendo enfermos y personas atormentadas por espíritus inmundos. ¡Todos fueron sanados (Hechos 5: 14-16)!
El apóstol Felipe en Samaria
Felipe fue a una ciudad de Samaria proclamando al Mesías. Allí, varios espíritus inmundos, gritando, salieron de muchos endemoniados. Muchos gente paralítica y cojos fueron sanados, y hubo una alegría inmensa (Hechos 8: 4-8).
La curación de Eneas
Después de la conversión de Saúl (Pablo) en Hechos, Pedro se dirigió a los creyentes que vivían en Lydda (cerca de la actual Tel Aviv en Israel). Allí encontró a un hombre llamado Eneas, un paralítico que hacía ocho años que estado postrado en su cama. Pedro le dijo: “Eneas, Jesucristo te sana. Levántate y haz tu cama. Al instante Eneas se levantó. Muchos en el pueblo se enteraron y se convirtieron al Señor (Hechos 9: 32-35).
La resurrección de Tabita
Dorcas (una mujer también conocida como Tabita) fue una de las primeras discípulas de Jesús que vivió en la ciudad portuaria de Jope (actual Jaffa, Israel). Se la describe como una persona de buenas costumbres que cosía ropa para los pobres. Tabita se enfermó y murió, pero las viudas de su comunidad enviaron urgentemente a buscar a Pedro, que estaba en la cercana Lydda. Pedro vino y la resucitó de entre los muertos diciendo: “¡Tabita, levántate!” (Hechos 9: 36-43). ¡El gran poder de la palabra a través de Jesucristo!
Pablo sana a un cojo en Listra
En Listra, un hombre cojo de nacimiento y que nunca había caminado en su vida escuchó hablar a Pablo. Pablo lo observó de cerca y vio que tenía fe para sanarse. Entonces le dijo en voz alta: “¡Ponte de pie!”. El hombre inmediatamente saltó y comenzó a caminar. ¡La gente en la multitud comenzó a pensar que algunos de los apóstoles eran dioses que habían descendido en forma de hombres (Hechos 14: 8-13)! La superstición no tiene límites.
Más tarde, algunos judíos vinieron de Antioquía e Iconio (ciudades griegas que hoy están en Turquía) y convencieron a las multitudes de apedrear a Pablo, ¡lo cual hicieron! Lo arrastraron fuera de la ciudad, dándolo por muerto, pero cuando los discípulos lo rodearon, se levantó y se fue al pueblo. Otro acto de curación. ¡Simplemente nadie sobrevivía a una lapidación (Hechos 14: 19-20)!
Curaciones milagrosas con pañuelos
Dios obraba milagros extraordinarios por medio de las manos de Pablo. Cuando llevaban pañuelos o delantales que habían estado en contacto con su cuerpo a los enfermos, se curaban de enfermedades y los malos espíritus salían de ellos (Hechos 19:11-12). Los paños de oración que muchas personas usan para sanar hasta el día de hoy (me incluyo), se remontan a este pasaje. Para mí, es una de las menciones de curaciones del libro de los Hechos más importante porque su práctica viene a través de los siglos hasta nuestros días.
Pablo sana a un niño en Troas
Pablo estaba predicando en la ciudad griega de Troas, una antigua ciudad portuaria que fue importante en los viajes misioneros de Pablo cuyas ruinas se encuentran en la actual Turquía. Un niño llamado Eutico estaba sentado en una ventana y se durmió. Mientras dormía, se cayó del tercer piso del edificio y lo dieron por muerto. Pablo descendió, se echó sobre el cuerpo de Eutico y, abrazándolo, le dijo: “No se preocupen, porque su vida está en él”. El niño volvió vivo a su casa y la gente se consoló muchísimo (Hechos 20: 7-12).
Pablo sana mucha gente en la isla de Malta
Después de su famoso naufragio en la isla de Malta en camino a Roma como prisionero, Pablo fue mordido por una serpiente. La gente del lugar esperaba que su mano se hinchara y luego muriera, pero no le pasó nada. Otra curación. (Hechos 28: 1-6).
En Malta Pablo conoció a Publio, el hombre más importante de la isla, quien le dijo que su padre estaba enfermo de fiebre y disentería. Pablo fue a visitar al enfermo, le impuso las manos y lo sanó. Cuando esto sucedió, otras personas de alrededor de la isla también vinieron a Pablo y las sanó (Hechos 28: 7-10).
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